La reanimación cardiopulmonar (RCP) es una técnica valorada en medicina de urgencias y emergencias susceptible de ser practicada no solo por los profesionales sanitarios. De hecho, por su vital importancia, es muy recomendable que toda la población conozca su técnica básica.

Consiste en una serie de maniobras que se llevan a cabo con el fin de restaurar la respiración y la circulación sanguínea. Básicamente, pretende remplazar o sustituir las funciones de respiración y circulación mediante el masaje cardiaco y la ventilación. La RCP se aplica en personas que por distintos motivos (atragantamiento, accidente, sobredosis, etc.) dejan de respirar y como consecuencia dejan de tener pulso.

Existen dos tipos, la RCP básica, susceptible de ser aprendida por la población no experta en salud y la RCP avanzada; esta última solamente la practican los profesionales sanitarios con conocimientos en farmacología médica e instrumental.

¿Cómo se practica la reanimación cardiopulmonar básica?

Lo primero que debemos de saber es que la practicaremos en los casos de emergencia en los que la víctima se encuentra inconsciente y hayamos comprobado que no respira. Solo en estos casos es pertinente.

1º) Si nos encontramos con un caso de esta urgencia, lo primero es verificar el estado de la víctima. Hay que comprobar si se encuentra inconsciente. Para saberlo, colocaremos a la víctima boca arriba, después podríamos hablarle al oído o dar unos golpes en el hombro, para comprobar si abre los ojos, se mueve, o emite algún ruido que nos sirva para saber si recupera la consciencia.

2º)  Como se trata de una situación de alarma, hay que pedir ayuda.  Así que también buscaremos a quien pueda ayudarnos, pero sin abandonar nunca a la víctima. ¿Cómo? llamando en cualquier puerta si estamos en la calle o incluso gritando si fuese necesario.

3º)  Lo siguiente será asegurar que la garganta del paciente queda libre para que pueda entrar y salir con facilidad el aire en los pulmones. Para conseguirlo, tomaremos a la víctima con una mano en el mentón y la otra en la frente y se le moverá la cabeza hacia atrás, de manera que el mentón suba. De este modo, la garganta quedará despejada para facilitar la respiración.

4º) A continuación acercaremos nuestro oído a la boca del paciente. De este modo participarán tres sentidos para comprobar si respira (vista, tacto y oído). Veremos si el pecho del paciente sube y baja al respirar. Escucharemos el aire al entrar y salir. Y sentiremos el calor del aire al ser expirado.

5º) Una vez comprobada la ausencia de consciencia y confirmado que tampoco respira, lo inmediato será avisar a los servicios de urgencias sanitarias. Para ello, es fundamental mantener la calma para informar con claridad de la situación y del lugar en el que nos encontramos. Tras el aviso a los profesionales, iniciaremos la reanimación cardiopulmonar con 30 compresiones torácicas seguidas de 2 ventilaciones artificiales.

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6º) Para realizar las comprensiones torácicas, el reanimador colocará  la mano abierta y la otra encima con los dedos entrelazados en el pecho del paciente, entre los pezones, justo en el centro del tórax. Con los codos extendidos, el reanimador  dejará caer su peso sobre las manos en una acción rápida e intensa. De hacerlo bien, el oxígeno llegará al corazón y al cerebro de la víctima. Es importante que la frecuencia supere las 100 pulsaciones por minuto, que el pecho se hunda entre 4 y 5 centímetros, y dejar al tórax expandirse antes de la siguiente compresión. También es esencial no parar de reanimar hasta la llegada de los servicios sanitarios de emergencias, salvo que el paciente cobre la conciencia y la respiración. Recuerda, cada 30 comprensiones torácicas, se darán dos ventilaciones artificiales.

7º) Las ventilaciones artificiales (boca a boca) las realizaremos con la maniobra frente-mentón (vista en el tercer punto de esta entrada) para abrir la vía aérea, y tapando la nariz para que no escape el aire que se insufle. Lo primero que debe realizar el reanimador es una inspiración para cargar los propios pulmones, a continuación colocará la boca sobre la boca de la víctima, sellándola completamente, y expulsará el aire para que llegue a los pulmones del paciente. Si observas que el pecho de la víctima se eleva, significará que la ventilación se realiza correctamente.  Si observas que no entra todo el aire, comprueba que los labios estén bien sellados.

Por  último, no interrumpas la técnica hasta la llegada de los profesionales en medicina de urgencias y emergencias.  Y nunca abandones a la víctima. El primer auxilio puede salvar su vida.